lunes, 22 de noviembre de 2010

Bueno, después de mucho pelearme con mis musas, al final han ganado ellas la batalla y he decido compartir con vosotros un relato que escribí hace tiempo para mi novela y que deseché porque no me convencía. Así que, lo he variado un poquito para adaptarlo a la fecha y ya está. No he podido corregirlo porque ya estaba un poco agobiada, así que pido disculpas si hay alguna incongruencia o fallo o falta de ortografía. 
Espero que os guste. Un besaco enorme.
*No sé si estará bien o no, o si se podía hacer o no, pero bueno, debido a las confusiones que ha habido he decidido arreglar el relato un poco y marcar lo de las murallas del pueblo para que no quepa lugar a dudas. De todos modos, diré que, aunque es un fragmento de un texto, para el proyecto del mes termina aquí. En el texto original, después de esto la protagonista despertaba y se le aparecía el espíritu de Emily, la chica del relato. La protagonista pensaba que solo era un sueño recurrente sin más, pero en realidad Emily le estaba mostrando fragmentos de su vida y, por supuesto, también le mostró cómo murió.
Bueno, espero que ahora esté un poco más entendible, cualquier cosa me la decís y si tengo que cambiar el relato entero lo haré sin problemas :) Besos.

SAMHAIN SANGRIENTO

El suave aroma de las calabazas se mezclaba con otro más dulzón que no sabía distinguir de forma grotesca.
Mientras se acercaba a la entrada del pueblo con cuidado de no ser vista, Emily tuvo que taparse la boca y la nariz con la solapa de la bata. Resultaba casi imposible respirar aquél aroma que se metía hasta en lo más profundo de su ser. Sin despegarse de la pared del amurallado pueblo, se deslizó despacio a través de la entrada. Los guardas no estaban en sus cabinas, debían de estar luchando junto a los hombres del pueblo.
Con más confianza, pero sin separarse aún de la pared, avanzó con paso decidido hasta el otro extremo y, cuando llegó, se detuvo y se asomó con miedo. No había nadie cerca, pero la escena era tan espantosa que no puedo evitar vomitar.
Lo que hasta hacía unas horas habían sido las bonitas y cuidadas calles de la ciudad, ahora estaban bañadas en sangre y cubiertas de cuerpos. Las mujeres y los niños corrían despavoridos sin tener destino fijo, intentando tan solo huir de aquél salvaje ataque. Algunos ancianos, entre lágrimas, suplicaban al cielo que alguien les ayudaran. Mientras, varios hombres luchaban contra un solo vampiro que parecía que disfrutaba de aquél enfrentamiento como si nunca se hubiera visto en una situación así. Segundos después, cuando los hombres se decidieron ha atacar por fin, en un movimiento tan rápido que ni los dos hombres ni ella misma se dieron cuenta, les arrancó el corazón de cuajo.
Intentando controlar su estómago, sus nervios y su llanto, tomó aire antes de lanzarse la aventura en la que se había convertido el encontrar a su marido. Por un momento pensó echarse atrás, esconderse en algún lugar hasta que todo pasara y entonces ir a buscarle, pues otro de sus vecinos había caído muy cerca de dónde ella se encontraba. Sin embargo, aquél pensamiento solo le duró unos instantes; tenía que encontrarle cuanto antes. Se pegó al muro, de nuevo, hasta que tuvo la sensación de ser parte de éste y contuvo la respiración con la esperanza de que el vampiro no se percatase de su presencia, hasta que se alejó de ella.
Con alivio soltó el aire que había estado conteniendo y rió nerviosamente mientras rodeaba el cadáver sin atreverse a mirarlo al mismo tiempo que secaba el sudor frío que empapaba su frente. En cuanto estuvo dentro de la ciudad echó a correr desesperada sin preocuparse de la sangre que, inevitablemente tenía que pisar, ni de mirar a nadie ya que si lo hacía sabía que no podría seguir.
Como podía, luchando contra la marea de vecinos que corrían en dirección contraria ella, avanzaba hacia el centro del pueblo. No sabía si Michael estaría allí o no estaría, pero algo la decía que era allí hacia dónde debía dirigirse.
Según avanzaba le costaba más hacerse paso e incluso tenía la sensación de que había retrocedido varias veces. El pánico entre las gentes era más que evidente y en varias ocasiones habían tenido que esquivar a gente que caía al suelo.
La garganta le pinchaba cuando tragaba saliva y creía que el corazón se le saldría del pecho cuando por fin llegó al muro de la muralla que daba acceso al centro del pueblo. Sin dejar de caminar, sonrió y se pegó al muro para no caerse, pues sentía como las fuerzas la abandonaban. Había llegado allí corriendo desde el bosque donde estaban ocultas las mujeres de la familia y ahora, junto al esfuerzo de llegar allí sin resbalar o tropezar, estaba haciendo mella en ella.
Cuando llegó a la entrada del amurallado centro, se encontró a un conocido.
-¡James! ¡James! -lo llamó con todas sus fuerzas llegando hasta él a trompicones pues con la emoción tropezó con un cadáver al que no había visto.
-¡Emily! -le contestó el muchacho mientras la metía en la cabina vacía del guarda-. Pero, ¡te has vuelto loca? ¿Qué haces aquí?
-Tengo que encontrar a Mike -dijo de forma rápida y entrecortada por el cansancio-. Es urgente.
-Tienes que volver rápidamente a dónde sea que os hayan escondido -le suplicó el muchacho agarrándola firmemente de los brazos mientras ella cabeceaba a los lados negando aquello-. ¡Escúchame bien! Tienes que volver Emily. Esto es muy peligroso.
-¡No lo entiendes! -gritó ella desesperada-. Han ido hasta allí, James, Sally me ha hecho escapar antes de que llegaran. Tengo que encontrarle.
El muchacho la miró fijamente a los ojos durante unos instantes, con el ceño fruncido y los labios crisipados sin saber qué hacer.
-¡James, por favor! -suplicó Emily sintiendo que las lagrimas, esta vez de rabia, volvían a sus ojos.
-Está en el centro, junto a las dos hogueras más grandes. Pero ten mucho cuidado, ¿vale?
-Gracias, Jamie -le dijo con una sonrisa-. Lo tendré.
-Bien, te cubro hasta asegurarme de que estás bien y no haces tonterías -dijo el muchacho cogiéndola de la mano-. Venga, vamos.
Ayudada por el amigo de su marido, Emily llegó muy cerca de las hogueras y se escondió en el edificio en el que la había dejado. Desde allí podía distinguir las hogueras y fue consciente de que allí, el panorama era mucho peor. Justo frente a ella, en la otra parte de la acera, tres hombres estaban desmembrando a otros dos y metían los trozos en sacos de pita por los que rezumaba la sangre. La escena era espantosa por lo que cerró los ojos hasta que escuchó decir a uno de los hombres que les llevaran los sacos a los hombres de los Warren. El único alivio que sintió fue el de saber que al menos no eran humanos, sino vampiros, los que iban en esos sacos.
Cuando el hombre desapareció de su vista, inspiró profundamente y siguió su camino. Procurando ir por calles vacías, al fin consiguió llegar a las hogueras que le había descrito James; “las dos más grandes” y puedo distinguir a Robert, su suegro, y Jason, su cuñado, tirando pedazos en las hogueras mientras otros luchaban contra un montón de vampiros que parecían encolerizados. Con el corazón lleno de alivio, corrió hacia su suegro sorteando a un grupo de hombres que llevaban a varios heridos en dirección al hospital. No veía a Michael por ninguna parte, pero si lograba llegar a su suegro y a su cuñado, quizá podría salvar a las chicas.
Estaba a muy pocos metros de su suegro, cuando éste la vio y ella vio a Michael que acababa de eliminar a otro vampiro.
-¡Emily no! -gritó Jason tirando un saco al suelo para salir corriendo en su dirección-. ¡Corre, corre!
No sabía qué estaba pasando, se quedó parada en seco mirando a su cuñado y su suegro que avanzaban hacia ella.
-¡No! ¡No te pare, corres! -gritaba su suegro desesperado señalando detrás de ella.
Si no hubiera sido porque en ese momento Michael alzó la cabeza hacia ella y se le descompuso el rostro al instante, no se habría dado la vuelta y no habría visto al enorme vampiro que se abalanzaba en esos momentos sobre ella y clavaba de forma salvaje sus fríos dientes en su cuello.
El tiempo se paró en ese mismo instante y mientras la oscuridad se cernía sobre ella haciendo desaparecer todo lo que ocurría a su alrededor, recordó cómo aquella tranquila jornada de Samhain se había convertido en una noche de lo más infernal. Las lágrimas corrieron por sus mejillas mientras era consciente de que todo se acababa en ese instante.
En un último esfuerzo por mantener la consciencia, abrió los ojos y una calabaza tallada con una escena de una bruja removiendo su caldero fue la última visión que tuvo del mundo antes de que la oscuridad la envolviera definitivamente y dejara el mundo de los vivos para siempre.

miércoles, 17 de noviembre de 2010

Calíope: Musa de la elocuencia y de la poesía épica.
Clío: Musa de la historia.
Erato: Musa del arte lírico de la elegía.
Euterpe: Musa de la música.
Melpómene: Musa de la tragedia.
Polimnia:  Musa de la retórica.
Talía:  Musa de la comedia.
Terpsícore: Musa de la danza.
Urania: Musa de la astronomía y de la astrología. 

Estas nueve señoritas son las nueve musas griegas. Las diosas que lo inspiran todo y que han decidido abandonarme sin miramientos.
Pues si, algo he debido de hacer que las ha cabreado y por lo que han decido abandonarme sin piedad alguna.
Ayer, mientras leía relatos en blogs y en foros y escribia el relato de ahí abajo, estuve pensando en cómo es posible que esté pasando un atasco tan grande frente a mi proyecto de novela mientras otras cosas, aunque me cuesten un poco, al final termino escribiéndolas. Y a la única conclusión que llegué fue a la de que las musas me han abandonado por algún motivo.
Durante todo el día de hoy he estado dándole vueltas al asunto, pregúntandome qué puedo hacer para salir de este atasco tan enorme, hasta que por fin, a eso de las siete de la tarde más o menos (no estoy segura de la hora, se hace de noche tan temprano...), se me ha pasado por la cabeza una idea, que a lo mejor es algo estúpida, pero que enseguida he puesto en marcha.
Resulta que he recordado la época en la que escribía fanfiction y los publicaba. Empecé con ellos por simple diversión y porque me despejaban la mente de cosas que se me ocurrían mientras leía libros, nunca pensé que le pudieran gustar a nadie. Pero entonces la gente empezó a leerlos, agregar mis historias a sus favoritos y, sobre todo, a dejarme sus comentarios, todos ellos de ánimos y contándome lo mucho que les gustaban (por raro que pueda parecer a mi nunca me han dejado un comentario malo u ofensivo como le ha pasado a otras personas). Es curioso eso de los comentarios. No sé a vosotros, pero a mi motivava a seguir escribiendo. Me sentía tan agradecida y feliz que lo único que quería era seguir escribiendo para complacer a la gente que se tomaba la molestia en leer las "tonterías" que se me pasaban por la mente.
Así que se me ha ocurrido utilizar un blog que tenía inutilizado hacía tiempo para ir compartir con todo el que quiera visitarlo, el proceso de creación de la historia. A pesar de lo que pueda parecer, no lo hago con intención de obtener visitas o comentarios (en el plan en el que me encuentro ahora mismo no es algo que se me pase por la mente), sino es el hacer una especie de experimento. Ir publicando cosas sobre la historia según las vaya creando como si las publicara en algún sitio como los que hay para los fics haber si de esta manera logro volver a lo que era y sentir el pánico que siento cada vez que me pongo delante del ordenador para escribir.
No sé qué os parecerá esto a vosotros, tal vez penséis que estoy loca, pero ¿funcionará para motivarme al menos?
Bueno, tras este desvarío -quizá sin sentido- me despido ya agradeciendo la visita a todo aquél que se pase por aquí.
Besos.


lunes, 15 de noviembre de 2010

Consigna: Fotografía

CAPRICHOS DEL DESTINO
Cuando Teresa dejó la pesada caja encima de una mesa que había visto vacía en aquél abarrotado desván, sentía como los músculos del brazo le escocían, lo que le llevó a pensar que tendría que volver a hacer ejercicio como hacía antes de la boda ya que, si no lo hacía aquella debilidad persistiría y luego le resultaría más difícil volver a la rutina de ejercicios.
Suspirando y frotándose uno de los brazos en un acto reflejo por intentar calmar el dolor, se dio la vuelta para volver al vestíbulo a por otra de las cajas que guardaría allí hasta que todas las estanterías estuvieran colocadas.
-¡Joder! -espetó con sorpresa y dolor cuando aterrizó de bruces en el suelo con un ruido sordo.
El dolor punzante que sintió en las rodillas le causó lágrimas en los ojos y le impidió hablar durante unos instantes. Mientras se frotaba las rodillas sentada en el suelo, miró la caja con la que había tropezado. Debido a que llevaba las manos ocupadas con la caja no había encendido la luz al entrar y no había visto la dichosa caja al darse la vuelta. Preguntándose cómo demonios había conseguido llegar hasta la mesita sin tropezar, alargó la mano y se acercó la caja arrastrándola hacia si. Era grande, aunque no pesaba demasiado, por lo que dedujo que no debía de estar muy llena.
Suspirando, algo dolorida aún, se removió para sentarse al estilo turco e inclinó la caja hacia si para ver qué había dentro.
Tal y como había supuesto había pocas cosas. Pero las que había eran tan antiguas que despertaron su curiosidad al instante. Libros, varias cajas pequeñas, albúnes de fotos, algunos artículos que no sabía muy bien que eran... Teresa sonrió. Debían de ser cosas de su abuela, estaba casi convencida, podía reconocer algún álbum de fotos que otro bajo la oscuridad. Olvidándose del dolor en las rodillas se levantó de un salto y fue corriendo a dar la luz. Luego, volvió a por la caja y se sentó en la mecedora que había junto a una de las ventanas cercanas, por las que no entraba nada de luz debido a la capa de polvo que recubría los cristales.
Una vez acomodada, volvió a revolver en la caja y esta vez si pudo ver bien lo que había dentro. Efectivamente, eran los libros favoritos de su abuela, los álbunes de fotos que tantas veces había visto de pequeña, sentada en las rodillas de su abuelo y que le produjeron una punzada de nostalgia que la emocionó hasta el punto de que sus bonitos ojos verdes se llenaron de lágrimas. Conteniéndolas como pudo, fue dejando los objetos encima de la repisa de la ventana según los sacaba; la figura ajada de la tarta de bodas, las cajitas que contenían joyas antiguas y cartas, y por último, un pequeño cuaderno tamaño cuartilla que estaba al fondo de la caja y del cual cayó una fotografía al cogerlo.
Sin soltar el cuaderno, que luego supo que era un diario, cogió la fotografía. Ésta mostraba una escena que le resultó extrañamente familiar a pesar de que era la primera vez que la veía. Mientras observaba la fotografía con una mano tapándose la boca, comenzó a mecerse de forma involuntaria. Por alguna razón aquella foto le hacía emocionarse. Observó aquella imagen durante largo rato hasta que comprendió porqué la emocionaba y le resultaba tan familiar.
Aquella foto era igual que la que les habían sacado a su marido y a ella junto a su familia el día de su boda. Las mismas caras de felicidad en sus abuelos, los novios, y de resignación en las de sus familiares.
Al igual que les había pasado a sus abuelos, ella y Álvaro, su marido, se habían enamorado a pesar de que sus familias eran enemigas declaradas. En su caso, un desafortunado incidente entre los padres de ambos, amigos desde niños, había acabado con su amistad hasta el punto de que se odiaban casi a muerte. En el caso de las familias de sus abuelos, la guerra civil había sido la culpable ya que unos pertenecían a un bando y otros a otro.
Teresa se mordió el labio inferior sin apartar la mirada de la foto recordando lo mucho que habían sufrido Álvaro y ella hasta que por fin ambas familias entraron en razón y pudieron casarse. La historia de sus abuelos se había repetido en ella como por capricho del destino y, sin querer, la historia de sus abuelos regresó a sus recuerdos. Aquella historia que tantas veces le había contado su abuela cuando era pequeña y que había suscitado tantas fantasías entorno al amor, había vuelto a su memoria.
Su abuelo y ella se conocían desde niños pues eran vecinos, vivían puerta con puerta y sus padres eran amigos. Habían jugado juntos miles de veces junto con los demás niños del vecindario y, como consecuencia, cuando crecieron el hada madrina del amor les tocó con su varita mágica. Todo había salido a pedir de boca. Desde los quince años eran novios y ya con veinte, pensaban en casarse y formar una familia. Pero entonces estalló la guerra civil y las cosas cambiaron. A Raúl, su abuelo, lo enviaron a combatir con el Frente popular y a los hermanos de Adriana, su abuela, al bando nacional. Cada vez que contaba la historia, su abuela recordaba lo mal que lo había pasado mientras duró la guerra. No solo tenía que vivir con el miedo, la angustia y el horror de las bombas, los fusilamientos y demás atrocidades, sino que también sufría porque su familia no le dejaba acercarse siquiera a la familia de su novio. No podía preguntar por él y solo descansaba cuando recibía carta desde el frente, que era muy de vez en cuando quién sabía porqué. Cada vez que su abuela le contaba esto, los ojos se le anegaban en lágrimas. Siempre leía las cartas a escondidas de su familia ya que temía que si las veía su padre se las quitara. Después, una vez leídas, las guardaba en una caja pequeña que escondía en un hueco que había en la pared de su habitación el cual estaba oculto tras un gran cuadro de un campo de siega que había colgado su padre, precisamente para taparlo, unos años antes.
También recordó como le habían contado el año tan terrible que pasó sin tener noticias de él y como, unos meses antes de terminar la guerra, cuando los Nacionales tomaron el pequeño pueblo, su abuelo había salvado a toda la familia de su abuela de morir fusilados e incluso de ser arrestados. Ese detalle, había hecho ver a su bisabuelo, que el muchacho no era como imaginaba. Le había hecho darse cuenta de que había sido sincero la noche antes de partir a su destino cuando le juró que él sólo iba a combatir porque le obligaban, que él no entendía de política ni de nada de lo que estaba sucediendo, pero que amaba a su hija y volvería para casarse con ella aunque tuviera que pasar el resto de su vida demostrándole que él no pertenecía a ningún bando por voluntad propia. Aquél acto, demasiado peligroso para él, hizo que su bisabuelo dejara de lado su odio y permitiera que su hija se casara con el joven que les había salvado la vida en cuanto terminara la guerra.
Emocionada, sin poder contener las lágrimas al recordar aquello, Teresa dio la vuelta a la fotografía y leyó para sí la fecha que había escrita con tinta negra y la elegante letra de su abuela en el reverso; 20 octubre de 1939.
Casi no podía creerlo. De nuevo, el destino parecía divertirse con las coincidencias. Curiosamente, el 20 de octubre, dos meses antes de el momento en el que se encontraba, Álvaro y ella se habían dado el sí quiero que los había unido al fin, después de muchos sufrimientos.
Su historia con Álvaro no podía compararse con la de sus abuelos, por supuesto, pero le parecía casi irreal que, salvando las distancias, tuviera tantas similitudes.
Limpiándose las lagrimas que la habían traicionado saliendo de sus ojos ignorando su voluntad de no llorar, se levantó, guardó las cosas de su abuela en la caja que había subido ella del vestíbulo y bajó a recibir a su marido, que volvía en esos instantes del trabajo, con el pensamiento puesto en hacer algo con aquellas cosas para honrar la memoria de sus abuelos y que su historia no cayese en el olvido.

Bueno, aquí os dejo el relato que he escrito para el ejercicio de este mes del foro Adictos a la Escritura cuya consigna es la palabra fotografía.
Sé que va un poco tarde, pero como me dijeron que podía subirlo aún y como no se me ha ocurrido nada hasta ahora, pues aquí lo tenéis.
Espero que os guste y que me disculpéis si no está demasiado bien escrito, pero es que últimamente tengo serios problemas para escribir cualquier cosa.
Un beso muy grande y gracias por leer y comentar mi relato.

Jane Eyre

Título: Jane Eyre
Año: 1847
Autora: Charlotte Brontë
Editorial: Está publicada en varias editoriales. La edición que yo tengo es la de RBA. Venía adjunta a una revista de decoración.
Precio: Según la edición que se compre oscila entre los 9,90 euros hasta los 32.
Nº de páginas: También depende de la edición, el mio tiene 702.
Reseña: Narra la vida de una joven llamada Jane Eyre. Jane es criada por su perversa tía cuando sus padres mueren y hasta los diez años. En ese momento es envíada por su tía al orfanato Lowood donde pasa el resto de su infancia y su adolescencia hasta los 18 años y en el que conoce a Helen Burns, su única y verdadera amiga. Más tarde, a los 18 años, después de haber pasado dos años como maestra en Lowood, se translada a Thornfield como institutriz de una niña, Adele tutelada del señor Rochester. Es trabajando allí, después de conocer a su huraño amo, que Jane conoce el verdadero amor, pero tanto Thornfield como su amo guardan un terrible secreto que los separa por un tiempo, hasta que vuelven a encontrarse casi dos años después.
Opinión personal: Para mi, es la novela perfecta, pero eso es porque es mi preferida. Jane tiene una forma de pensar y ver el mundo que para aquella época era innovadora y esa es una de las cosas que más me gustó del libro. Si no la habéis leído aún, os recomiendo e invito a que la leais y, si ya la habéis leído, os invito a que compartáis vuestra opinión sobre ella.
Muchas gracias por pasaros por mi blog y por dejar vuestros comentarios.
Besos.

The host (la húesped)

Título: The Host (la huésped)
Autora: Stephenie Meyer
Editorial: Suma de letras
Año de publicación: 2009
Páginas: 757
Formato: Tapa dura
ISBN: 9788483650448
Precio: 24,50
Género: Ciencia Ficción
Reseña: Es el fin del mundo tal y como lo conocíamos… Los mayores miedos de la humanidad han saltado de la ficción a la realidad.
Wanderer es una alienígena invasora de cuerpos y ha llegado a la Tierra junto con otras “almas” para cumplir con su misión. Pero su anfitriona, Melanie Stryder, se resiste a abandonar su cuerpo sin oponer resistencia.
Dos seres de dos especies diferentes que comparten un mismo cuerpo pero por desgracia para ellas también el mismo corazón. Los recuerdos de la vida de Melanie hacen que Wanderer se enamore del mismo hombre que ella, Jared, convirtiendo su relación en el primer triángulo amoroso que sólo implica a dos cuerpo.
¿Podrá el amor de Melanie por Jared sobrevivir al fin del mundo? ¿Y a su huésped?
Valoración personal: Para mi gusto personal es una bonita historia de amor, aunque, como siempre me pasa con esta escritora, hay cosas que no me gustan y cosas que me aburren. Por ejemplo, no me gustan nada los triángulos amorosos o esos discurosos mentales tan largos o las explicaciones de mundos aliénigenas… Pero es algo que a mi no me gusta, por supuesto, solo es mi opinión. Sin embargo, es una novela que, a pesar de esos detalles, me gustó mucho cuando la leí, lloré lo que no está escrito y eso es algo que solo me ocurre con los libros que me emocionan realmente. ¿Qué para mi gusto se podría haber mejorado? Si. Pero como para gustos colores os invito a que la leáis, si no la habéis leído ya, y opinéis por vosotros mismo. Y si ya la habéis leído os invito a que compartáis vuestras opiniones sobre lo que os ha parecido la novela.
Como siempre, muchísimas gracias por visitar mi blog y por dejar vuestros comentarios.
Besos fuertes.

domingo, 7 de noviembre de 2010

Título: Montarse en una escoba de plata 
Autor: Silver RavenWolf 
Colección: Magia y Ocultismo
ISBN: 84-7720-998-7
Páginas: 496
Sinopsis: En este primer volumen de la popularísima serie de la NuevaGeneración del Arte de la Brujería (que también incluye como preparar un caldero mágico), la veterana Silver Raven Wolf establece los criterios básicos para la práctica del Arte.
Silver, una bruja en activo que ha utilizado con éxito todas y casa una de las técnicas que se exponen en este libro, presenta los métodos para realizar hechizos y otros rituales, tareas de adivinación y festividades con su inconfundible sentido del humor y estilo directo. Si es usted nuevo en esta práctica, Silver podrá enseñarle los aspectos esenciales de este positivo sendero espiritual y mágico. Si ya tiene experiencia en este campo, podrá enriquecer su práctica con los conocimientos de Silver, una de las brujas más conocidas y populares de los Estados Unidos. Con este libro aprenderá a:
Encontrar su nombre mágico, limpiar, consagrar y cargar objetos, elaborar y realizar rituales, utilizar técnicas de adivinación, realizar hechizos, rituales y atraer la energía de la luna, llevar a cabo la magia con colores, velas y objetos inductores, practicar la telepatía, la psicometría y la bilocación, trabajar con animales de poder y familiares.
Reseña: A pesar de lo que mucha gente pueda opinar sobre esta escritora (no es mi intención entrar en debates), a mi me encanta y he aprendido mucho con sus libros. Además, siempre he pensado que de todo el mundo se puede aprender. Pero vamos al tema que nos ocupa, la reseña del libro.
Empezemos por la edición. A mi me encanta, sobre todo la portada. Gracias a la bruja subida en su escoba surcando el cielo bajo la luz de la luna, me compré el libro. El interior también está muy bien en cuanto a edición. Cada capítulo empieza con una ilustración (me parece que hechas por la propia escritora) y la numeración de los capítulos también está adornada, en este caso con unas rayitas a modo de destellos. Muy chulo todo :)
En cuanto al contenido, el libro está muy bien. Está dividido en cuatro partes, más el prefacio, la introducción y los dos apéndices del final.
El prefacio es un relato llamado La revelación de la Diosa. Es una variación de un relato escrito por Doreen Valiente titulado El poder de la Diosa, que escribió para utilizarlo en los rituales gardnerianos y que gustó tanto a la comunidad pagana que se ha convertido en parte de muchas ceremonias de las festividades paganas. La variación que aparece en el libro contiene los preceptos esenciales de sus ideas pero en forma de historia. Caracteriza a la Diosa y al Dios del modo en que creemos en ellos y no a través de la visión negativa con la que, a menudo, nuestra sociedad los ha presentado. 
Tras el prefacio, en la introducción, Silver nos presenta un poco el libro y nos da algunos consejos sobre cómo utilizarlo.
Después de esto ya entramos en materia, y nunca mejor dicho pues el contenido es como una especie de libro de texto brujeríl mediante el cual nos introduce en la teoría del Arte de la brujería. Tiene sus partes prácticas, pero básicamente es un libro teorico puesto que nos enseña los preceptos básicos del Arte de la brujería. A mi me pasa con este libro como con algún otro que he podido leer sobre lo mismo, que me parece que se queda escaso en las explicaciones. Sé que los autores no lo quieren dar todo hecho e invitan a que se investigue, pero personalmente creo que no estaría de más que se estendieran un poquito más en algunos temas. Pero bueno, aún así está muy bien. Se entiende todo muy bien y resulta muy ameno gracias al estilo de la escritora que plasma su sentido del humor al escribir y, además, lo explica todo de forma muy clara.
Y para finalizar el libro, dos apéndices; Un poco de historia, el primero, y la Alianza de publicaciones wicca y paganas, el segundo.
En definitiva, a mi es un libro que me ha ayudado y enseñado mucho y con el que tengo una historia que ahora no viene al caso, y a pesar de si se está o no de acuerdo con la forma de hacer las cosas de esta bruja, yo no la descartaría en absoluto (igual que a ningún autor, de todos se puede aprender algo), porque se pueden aprender muchas cosas y la forma de hacerlas. Yo desdeluego lo recomiendo.

Besos a todos y hasta la próxima.

viernes, 5 de noviembre de 2010

Cada día es una fiesta

 Título: Cada día es una Fiesta (La abuela del tiempo)
Autor: Zsuzsanna E. Budapest
Encuadernación: Tapa blanda
ISBN: 9788477208280 
Año edición: 2001 
Sinopsis: Este libro ha sido escrito con la profunda esperanza de que incite a sus lectoras a crear más rituales significativos y a pasarlo mejor. Si eres capaz de seguir un libro de cocina, podrás seguir las indicaciones de este libro. los episodios más insignificantes pueden convertirse en grandes momentos en nuestras vidas.
Cada vez hay más gente que se interesa por la antigua religión intentando reclamar nuestro reprimido y negado pasado para infundir un poco de sentido común a nuestro presente. En cada día es una fiesta Zsuzsanna Budapest nos enseña tanto a las brujas principiantes como a las expertas cómo integrar la espiritualidad wiccana en sus vidas.

Reseña: De los pocos libros sobre temática pagana que he tenido la suerte de encontrar en papel (sin ser una ridiculez), este es mi libro favorito.
Para empezar, la portada y contraportada me encantan. Las ilustraciones me parecen realmente preciosas. Aunque el interior no se queda atrás, por supuesto. Eso es lo más importante. 
Los capítulos son los meses del año y cada capítulo consta de varias secciones. 
Cuando empezamos un capítulo lo primero que tenemos es la sección habla la Diosa. Esta sección es un pequeño relato, escrito en primera persona, en el que la diosa regente de cada mes, nos lanza un mensaje relacionado con ese mes. Esta sección es una de mis preferidas del libro, porque además, acompañando al relato siempre hay una ilustración de una representación de cada Diosa. Es genial, me encanta. Aunque debo decir que hay pequeñas ilustraciones a lo largo de todo el libro.
Tras el relato de la Diosa, en un pequeño recuadro, nos habla sobre los aspectos de cada mes. En este apartado vienen cosas como el origen del nombre de cada mes, el hechizo apropiado o el mensaje de ese mes.
Después, la autora propone una serie de hechizos, rituales, meditaciones... apropiados para ese mes. No obstante, se pueden poner en práctica en cualquier momento. Por ejemplo, un hechizo o meditación que estén propuestos para el mes de enero se pude utilizar en el mes de julio perfectamente. Yo lo he probado en alguna ocasión y me ha dado buen resultado igualmente.
Y, por fin, llegamos al apartado de las festividades de cada mes. En algunos meses hay más que en otros (algo lógico y normal), pero son muy variadas, de partes diferentes del mundo. A mi me gusta mucho, hay algunas realmente curiosas, pero todas ellas son muy interesantes.
Y por último, para finalizar los capítulos, la autora nos cuenta algunas historias personales que le sucedieron en cada mes. No son cronoligas pero todas muy bonitas, emotivas e incluso emotivas. A mí, la que más me gusta  es la de octubre. Ahí cuenta cómo tuvo que salir de Hungría debido a la Revolución en su país, creo que en el 56, aunque no estoy segura. El caso es que la historia me emocionó mucho. Tanto que, mientras leía, parecía como si fuera con ella escapando del país.
Este libro no es una novela, así que lo podemos leer en el orden que queramos y, como dije anteriormente, los hechizos, rituales y meditaciones, se pueden practicar cuando nos vengan bien sin importar en el mes en que vengan y sin que por ello pierdan eficacia.
Como ya dije, de los libros sobre paganismo, es mi preferido. Me encanta. Es muy ameno y práctico y, si tenéis la oportunidad de conseguirlo y os interesa, yo os lo recomiendo. Estoy segura de que os gustará.

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