Después de unas semanitas sin publicar reseñas, hoy os traigo una que yo creía que había subido ya pero que resulta que no era así. La reseña es de una de las últimas novelas de mi querida Nieves Hidalgo, "La bahía de la escocesa". Espero que os guste.
Saludos y hasta la próxima ;)
Christopher
Gresham, conde de Braystone, fue amigo de Brenton en la infancia, y a
pesar de haberse distanciado con los años, no ha olvidado su antigua
amistad. Por eso decide llevar a cabo sus propias pesquisas sobre la
muerte de Adam, a la vez que colabora con el gobierno investigando
los robos a barcos ingleses.
Cuando
Kimberly empieza a indagar en la vida de su hermano, Christopher se
convierte en su principal sospechoso. Ni la atracción ni el deseo
que surgen entre ambos harán cesar a Kim en su decisión de vengar
la muerte de Adam.
RESEÑA:
Ambientada
en Londres, en 1820, La bahía de la escocesa arranca con la muerte
de Adam Brenton, vizconde de Teriwood, tras ser descubierto por un
grupo de contrabandistas que llevan a cabo sus trapicheos en los
terrenos del Vizconde.
Un
mes más tarde, Christopher Gresham, conde de Braystone, es enredado
por el primer Ministro y por su jefe en los servicios de información,
para que investigue un caso de tráfico de información a Francia y
capture al traidor.
Al
otro lado del charco, en la Hacienda Beau Terre, en Nueva York,
Kimberly Brenton, hermana del vizconde de Teriwood, recibe una carta
comunicándole que su hermano se ha suicidado.
Cómo
no podía ser de otra manera, la noticia cae como una losa en el
corazón de Kim que no puede creer que su hermano ya no esté con
ella, ya que, a pesar de la distancia, están muy unidos. Pero tras
unos días de abatimiento en los que trata de digerir la noticia y
después de que Julius Bart, su amigo y hombre de confianza le diera
un pequeño rapapolvo, decide que es hora de dejar de lamentarse y
averiguar qué pasó realmente. Así, que decide viajar a Londres
para investigar el asunto.
Sin
embargo, cuando llega a Inglaterra, acompañada de Julius, encuentra
muchas sorpresas. Muchas responsabilidades que no esperaba. Misterios
y dudas alrededor de la muerte de su hermano. Enigmas. E, incluso,
una leyenda.
Pero
también encuentra amor. Amor de muchas maneras diferentes; el amor
de su tía, el de su pequeño e inesperado sobrino y, claro, el de
Christopher y, también el de los hermanos de éste, sus abuelas y
los demás pretendientes que la salen por todas partes.
Pero
es Christopher, el impresionante conde de Braystone quien se mete en
la piel y el corazón de Kim a pesar de las muchas dudas que le
genera el creerle responsable de la muerte de su hermano.
Ella,
quizá para negar que se ha enamorado del conde, desea con toda su
alma que sea el responsable, pero el vivir como invitada bajo su
techo durante más tiempo del imaginado, se lo pone realmente
difícil, por que poco a poco va conociéndole, enamorándose de él
y cada día que pasa le resulta más difícil creer que el conde
pueda ser un asesino.
Por
otro lado, Christopher sigue trabajando en el encargo del Primer
Ministro además de ocuparse, a título personal, de investigar la
muerte de su amigo Adam Brenton. Y en el camino de ambas
investigaciones, encuentra que los dos asuntos están relacionados.
Y
mientras investiga, su familia y sus invitados ocupan su tiempo
libre. La revolucionaria americana le ha vuelto patas arriba la vida,
sus abuelas y la tía de la muchacha le vuelven loco y sus hermanos y
su amigo Tommy McPearson, aunque le distraen y le hacen compañía,
le sacan de quicio con sus cosas. Y eso sin contar con su ayuda de
cámara, Ladislaus Mortimer, que le pone de los nervios ya que parece
Pepito Grillo, adivinando lo que piensa y siente antes que él.
Más
adelante, después de algunas circunstancias algo inoportunas, el
destino de Chris y Kim se une de manera inesperada y acogida de
distinta manera por parte de nuestros protagonistas y que, al mismo
tiempo, propicia la resolución de las dudas de Kim y el avance de la
investigación de la muerte de Adam.
Pero
la resolución final, sin embargo, no se llevará a cabo según los
deseos de ninguno de los protagonistas, sino según los deseos del
traidor y asesino de Adam.
Como
todas las personas que albergan el mal en su corazón, nuestro
culpable se cree muy listo, cree que lo tiene todo muy bien planeado
y que su plan es tan magistral que antes de acabar la noche no sólo
quedará libre de toda culpa sino que, además, tendrá todo lo que
cree merecer.
Bueno,
su estupidez es el fallo y lo que obtiene al final, no es
precisamente lo que había imaginado. La sorpresa que se lleva,
aunque fugaz, es tan grande como la que se llevan nuestros
protagonistas al encontrarse que el culpable de la traición y la
muerte de Adam no es quienes ellos creían.
OPINIÓN PERSONAL
Que
Nieves Hidalgo es mi autora favorita y que sus historias son mi
debilidad, no es nada nuevo. Lo he comentado muchas veces por aquí.
Sin embargo, con esta novela tenía mis reservas y no porque dudara
de su calidad, para nada. Mis reservas venían porque, a diferencia
del resto de sus novelas, La bahía de la escocesa es la primera
novela de una trilogía titulada, Los Gresham. Y a mí las trilogías
o series largas me dan un poco de cosa, ya que, en la mayoría de los
casos, las/os autoras/es terminan liando las cosas demasiado,
fastidiando así la historia que en principio me había gustado
tanto.
Pero
cuando terminé de leer la novela me di cuenta de que me había
equivocado, y bien que me alegré de haberme equivocado.
Y es
que, a pesar de ser una trilogía, Nieves Hidalgo ha sabido hacerlo
de manera diferente por que, por lo que he podido deducir, aunque
pertenecientes a una misma serie, las tres novelas están escritas de
manera independiente, cada una dedicada a un hermano. Y eso, a mi
modo de ver, es algo muy inteligente. No estropeas nada. Si una
historia es buena o mala, lo es de forma independiente sin cargarte
la historia global.
Por
eso me gusta tanto esta autora, por que siempre te sorprende y por
que, en mi caso, su forma de pensar, en cuanto a literatura se
refiere, es muy parecida a la mía. Con sus novelas tengo asegurada
una lectura entretenida, nueva y sin decepciones. Al menos hasta
ahora ha sido así.
La
Portada:
Como
siempre pasa con las portadas de los libros de Nieves Hidalgo, la de
esta historia es sencilla, elegante y romántica. Pero, además, esta
portada tiene algo especial y diferente al resto: nos lleva a
equívoco. Al verla, si nos gusta “leer” las novelas en las
cubiertas antes que en sus páginas, al instante relacionamos el
título con la imagen de la portada. Sin embargo, cuando leemos la
historia nos percatamos de que no tiene nada que ver. Aquello de “las
apariencias engañan”, aquí se hace patente.
He
dicho muchas veces que me gusta que las portadas me cuenten las
historias de las novelas que voy a leer, que título y portada estén
en concordancia. Pero, en ocasiones, estos “juegos” de
ambigüedad, no están nada mal. Me gusta. Siempre y cuando, claro
está, se sepa dónde utilizarlos y con qué novelas.
Estilo
Narrativo:
En
cuanto al estilo narrativo, pues ¿qué os voy a contar? Si ya habéis
leído a esta escritora sabréis que su estilo es ágil, muy fácil
de leer. Muy fresco.
Trama:
La
trama de esta novela está aderezada con muchos ingredientes;
misterio, antiguas leyendas, conspiraciones y traiciones, humor y,
por supuesto, mucho amor y pasión.
Todo
ello, por supuesto, en su justa medida, como todas las novelas de
Nieves Hidalgo.
Por
que así son las novelas de Nieves. Muchos ingredientes, pero todos
ellos en su justa medida, muy bien mezclados y dosificados en
pequeñas dosis a cada capítulo para que no nos saturemos de nada y,
al mismo tiempo, que no nos falte nada.
Algo
diferente en esta novela, sin embargo, es el hecho de que deja de
lado los acontecimientos históricos que pudieran existir en la época
en la que está basada la novela y se centra en la historia de los
personajes.
Si
por algo destaca Nieves es por enseñarnos un poquito de historia
mezclada con la historia de sus personajes, por eso me sorprendió
que en esta novela, a parte de un breve apunte sobre Napoleón, no
hiciera referencia a ningún hecho histórico. Quizá no lo ha hecho
porque no había nada interesante que contar o quizá, simplemente,
se quiso centrar más en la historia de los personajes, no lo sé. De
cualquier manera, a mí me ha gustado mucho que se olvidara de los
detalles históricos, porque me he “metido” mucho más en la
novela. He podido visualizar mejor las escenas sin perderme en
detalles históricos.
En
resumen, una historia muy bien contada. Los acontecimientos suceden
sin prisa, pero sin pausa, es ágil pero no precipitada y te deja con
ganas de más pero sin tener la sensación de que nos falte nada en
la historia. Simplemente, imaginas qué podría ser de ellos después
y tienes la esperanza de que, en la siguiente entrega, aunque no esté
dedicada a ellos, puedas saber o intuir, a caso, algo más sobre
ellos.
Vamos,
como a mí me gusta.
Los
Personajes:
Aquí
tampoco hay mucha sorpresa. Como suele ser habitual en esta
escritora, todos y cada uno de los personajes, están muy bien
creados, cada uno tiene su razón de ser en la novela, su función.
Ninguno está ahí simplemente por estar.
Los
Protagonistas:
Christopher
Gresham. Es nuestro héroe masculino. Guapísimo, alto, distinguido,
impresionante todo él, con ese puntillo de chico malo, de
desvergonzado que tanto nos gusta.
Chris,
además, tiene un corazón que no le cabe en el pecho. A pesar de sus
arranques de mala leche, de su fuerte carácter, en el fondo es un
buenazo. Un romántico. Un hombretón que enamora a la primera.
Incluso después de una borrachera tan grande que despide a su criado
casi abriéndole la sesera, es adorable. Porque, conde y todo, tiene
orgullo y honradez suficiente como para pedir perdón.
Kimberly
Brenton. Nuestra heroína. Es una muchacha a la que es imposible no
querer. A mí me gusta mucho este personaje por que, a pesar de tener
la sensatez necesaria para sacar adelante ella solita la hacienda que
le dejaron sus padres, tiene un punto infantilón que me hace mucha
gracia. Le da un puntito especial.
Y,
además, es temperamental. Para decirlo en pocas palabras, los tiene
bien puestos. Es belicosa y cabezota. No tiene reparos en montar un
caballo medio salvaje, vestida como un hombre, como tampoco los tiene
en disfrazarse de chico para espiar al conde de Braystone y descubrir
si realmente es el asesino de su hermano. Y, sin embargo, es la
bondad personificada.
Los
Secundarios:
De
entre los secundarios, la mayor parte de ellos me han gustado mucho.
Alguno más que otro, por supuesto. Todos tienen su puntillo. Todos
te dan algún motivo para quererlos. Pero también los hay que te los
dan para que los odies.
Como
son muchos, y esta reseña se está haciendo un poco larga, creo que
lo mejor será que os comente los que más y los que menos me han
gustado.
Entre
los personajes secundarios femeninos, el que más me ha gustado ha
sido la tía abuela de los Gresham, Lady Eleanor. Esta mujer, me ha
parecido realmente adorable y cada vez que repite su frase favorita
“¡Qué vergüenza!”, no puedo evitar sonreír. Me hace mucha
gracia.
Lucas
Gandorf, desde el principio, me cayó gordo. Demasiado pomposo,
engreído y estirado para mi gusto. No sé, no me cayó bien.
El
sobrino de Kim, el hijo de Adam, sencillamente me ganó desde el
principio. Un crío adorable que ya, tan pequeñito, apunta maneras
de “galán”. Un pícaro, irresistible.
El
resto de personajes, Lady Agatha, la abuela de los Gresham, la tía
de Kim, Lady Alice Brenton, Tommy, el amigo de los Gresham Julius,
también me ganaron, pero sin duda, el que me ha enamorado de verdad,
es Darel Gresham.
No
me preguntéis porqué, por que no sabría explicarlo, pero he
quedado enamorada de él, a pesar de que no aparece demasiado en la
historia, salvo casi al final.
Sólo
me ha pasado una vez esto de “prendarme” de uno de los personajes
secundarios más que de los personajes. Fue con Mercedes Montenegro,
la hermana gemela de la protagonista de la novela de Teresa
Camesalle, “La hija del Consul”.
Bueno,
igual que me pasó con Mercedes, me ha pasado con Darel Gresham, cuya
historia -si no me equivoco-, conoceremos en la segunda entrega de
esta saga, ya que él será el protagonista. Lo malo es que no sé
cuando saldrá a la venta, pero espero que sea pronto. Ya me corroe
el ansia.
Y,
por cierto, un personaje del que me gustaría saber más, es Julius
Bart, el amigo y protector de Kim. Creo que tiene una historia muy
interesante (o podría tenerla). Un ex-pirata reformado por una
muchacha que le acoge sin reservas, sin conocerlo si quiera y a quien
ama como la hija que perdió en un pasado... A mí me encantaría
conocer esa historia. De hecho, mi imaginación ya ha fantaseado con
ella en más de una ocasión. Pero bueno, no digo nada, sólo lo dejo caer por si acaso :=P
El
Final:
No
sé si por como lo ha escrito, por el hecho de que sea la típica
novela romántica o porque ya conozco demasiado bien el estilo de
esta autora y cómo piensa -literariamente hablando, claro-, el caso
es que me ha parecido un poco previsible. Aunque, no por ello ha
dejado de sorprenderme, ya que no esperaba que el malo fuera quien
resultó ser. Durante toda la lectura yo tuve mi sospechoso
principal, y cuando llegué al final y descubrí al verdadero
culpable, la verdad es que me sorprendí mucho y, al mismo tiempo me
reí de mí misma por lo tonta que había sido al no darme cuenta de
algunos detalles que se me pasaron por alto. También, me sorprendió
la relación del asesino con mi sospechoso. Otra cosa más que no
esperaba y de la que me podía haber dado cuenta si no se me hubieran
pasado por alto los detalles que menciono anteriormente y que, si no
habéis leído la novela y queréis hacerlo, ya tendréis oportunidad
de descubrir por vosotros mismos.
La
verdad, los finales que Nieves se saca de la manga para sus novelas,
aunque puedan parecer algo previsibles, siempre sorprenden y nunca
dejan indiferentes. Estupendo.
Conclusión
y puntuación:
A
pesar de mis reservas, por eso de ser una trilogía, me ha encantado.
No sé cómo pude dudar de si me iba a gustar o no. Si no la habéis
leído y no sabéis cual podría ser vuestra próxima lectura, os
recomiendo La bahía de la escocesa -siempre que os guste la RA-.
Estoy segura que os encantará.