SINOPSIS: Cuando Lord Charles Blythe, conde de Doverton, anuncia impulsivamente que va a casarse, elige como su falsa prometida a la primera mujer que ve entre la multitud en un baile. Al descubrir que es una institutriz, se sorprende, pero la convence de que se una a su familia en Navidad para participar en la farsa.

Pues Charles debe tener un heredero para evitar que su repugnante primo o el hijo de éste consigan la herencia. Desde la muerte de su esposa, no ha deseado casarse con ninguna de las jóvenes cabezas huecas que la sociedad le propone. Pero, ¿qué va a hacer ahora con la mujer que tanto le tienta, pero que no lo acepta?

Porque lo único que Charles necesita, Emily Nicholls no puede proporcionárselo. El mismo deseo navideño la ha perseguido durante años -tener una familia propio-, pero después de que seis años de matrimonio no dieran lugar a ningún hijo, la viuda Emily comenzó a cuidar de otros niños en su luga, aunque no llena del todo el hueco de su corazón.

Ellos tendrán que decidir qué deseo navideño debe hacerse realidad: ¿el amor o el deber?

Ellie St. Claire es otra de las autoras que he descubierto este año, precisamente con esta historia navideña que hoy os reseño; su deseo de Navidad. Y, tengo que decir, que no me ha desagradado para nada.

La novela nos cuenta la historia de una institutriz viuda y de un conde, viudo también, que se encuentran por casualidad pero que resultan estar hechos el uno para el otro.

La decepción de un matrimonio fracasado, sin un ápice de amor, hace que Lord Charles Blythe, conde de Doverton, no quiera saber nada de volver a casarse a pesar de que necesita un heredero como agua de mayo, para evitar que su primo o el hijo de éste, a cada cual más despreciable, se queden no sólo con su título sino también con su herencia, una herencia que le ha costado mucho conservar y levantar. Por eso, cuándo su primo se pone impertinente en una fiesta, su orgullo le hace anunciar que próximamente se casará y escoge a la primera dama que se le pone por el camino.

Emily Nicholls, viuda sin hijos decide ganarse la vida cuidando de los niños de otros como institutriz para poder mantener a su familia tras enviudar. Emily adora a los niños de la familia para la que trabaja y, aunque son unos niños encantadores, también son revoltosos y curiosos, lo que provoca que Emily tenga que ir a buscar el osito de la niña a la sala de baile dónde se lo ha olvidado tras una excursión clandestina de ésta por la tarde. Este hecho provoca que esté en lugar equivocado en el momento equivocado pues es la primera mujer que se cruza en el camino de Lord Charles convirtiéndose así en su prometida ficticia.

Ella no sabe lo que está pasando realmente cuándo el caballero se le acerca y la presenta a su primo como su prometida, pero comprende que el hombre está pasando por algún tipo de apuro y resuelve seguirle la corriente sin imaginarse lo que más tarde ocurrirá.

Y lo que ocurre es que Lord Charles, sale en su búsqueda para agradecerle su ayuda y pedirle el favor de fingir durante las Navidades ser su prometida. El conde de Doverton se queda muy sorprendido porque esa mujer sea una institutriz, pero enseguida reacciona presentándose y haciéndole tan inusual proposición. 

Emily entiende el apuro que ha pasado el hombre, pero no está segura de aceptar lo que él le propone. La Navidad es su época favorita y la quiere pasar con su familia, como todos los años. Sin embargo, finalmente acepta y, unos días antes de Navidad, como le dijo el conde, se presenta en casa de éste para tener tiempo de conocerse mejor para no meter la pata cuándo la función comience en Nochebuena.

Durante esos días, además, tiene la oportunidad de conocer a la hija del conde, una niña callada, amante de la música que siente cierto temor hacia su padre por todas las mentiras que su madre le contó sobre él antes de morir. 

Lo que ocurre esos días, es casi como un milagro. La atracción y el cariño que surgen entre los dos protagonistas, el cambio que sufre la pequeña y todo a lo que se tienen que enfrentar cuándo la familia del conde llega a pasar las navidades, es para leerlo no para contarlo. Es bonito, romántico y muy emotivo.

Los personajes están muy bien creados. Cada uno es como tiene que ser y la historia está muy bien hilada. A mí se me ha asemejado un poquito a Jane Eyre, casi como si estuviera inspirada en esa novela. Pero realmente está bien escrita, te metes en ella enseguida y te deja un sabor de boca muy agradable. Me ha gustado mucho.

Bueno, pues nada, hasta aquí la reseña de hoy. Espero, como siempre, que os haya gustado y os haya ayudado en algo.

Nos vemos en la próxima reseña. 

Besos y abrazos fuertes a todos.